EL AS BAJO LA MANGA:
EL ÉXITO DEL MOVIMIENTO POLÍTICO PIN EN LAS ELECCIONES 2010
Rossmajer Guataquira López
“… La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad…”
John Donne
En las elecciones de representantes al Senado, Cámara y Parlamento Andino, llevadas a cabo en Colombia el día 14 de marzo del año 2010, el movimiento político PIN obtuvo un alto número de curules para el Congreso y el Senado de Colombia; ello, pese a los escándalos políticos, paramilitares y judiciales en los que se han visto envueltos los principales representantes de éste partido. Algunos analistas y críticos aseguran que el Partido de Integración Nacional (PIN) tenía un as bajo la manga que le aseguro ganar la partida o ¿Por qué a pesar de las denuncias públicas sobre las vinculaciones del PIN a sectores de la parapolítica, este movimiento se constituyó en la cuarta fuerza política del país?
El Partido de Integración Nacional es un nuevo partido político que nació en noviembre del año 2009 y que funciona mediante la personería jurídica, expedida en 1997, del extinto partido denominado Convergencia Ciudadana. El objetivo de su creación es “brindar a los uribistas una opción diferente al Partido Conservador y de la U, teniendo en cuenta a la gran cantidad de dirigentes que respaldan al presidente Uribe”
Su mesa directiva está conformada, en la presidencia colegiada, por Samuel Arrieta, Fabio Estrada Chica y Jaime Higuera; en la vicepresidencia, por Abel Sepúlveda, Luis Francisco Gaviria y Antonio Correa; por el secretario general, Ricardo Flórez Rueda; y por el presidente distrital, Álvaro Caicedo.
Este equipo de trabajo, logró en las elecciones de representantes a la Cámara, Senado y Parlamento Andino del año 2010 en Colombia, postularse como “la cuarta fuerza política de Colombia con el 93% escrutado, un total de 907.468 votos en todo el país, obteniendo nueve curules al Senado y once cámaras en todo el territorio colombiano”
A algunos de los representantes de este movimiento se les atribuye su gran éxito en las votaciones, a las acciones que han realizado en pro de la sociedad, tal es caso de Jairo Hinestroza Sinesterra, el candidato con mayor votación en el Valle del Cauca, quien es reconocido en el Valle por sus logros en el ámbito educativo, entre los que se cuentan la dotación de 380 computadores para las escuelas y 14.000 pupitres para las mismas.
Al igual que, Dídier Alberto Tavera Amado, quien había laborado como Secretario de Desarrollo Social en Santander, cargo al que le posibilitó el gran número de votos que obtuvo en este departamento.
En este sentido, Álvaro Caicedo , en una entrevista telefónica con el ObservadorGlobal.com , defiende el gran número de votos que obtuvo el PIN, de esta manera: “a las personas y los medios que dicen que el PIN está conformado por personas cercanas a la parapolítica, yo les respondo que a estas listas (de candidatos) metimos gente buena, gente honesta que no tiene ningún problema con la justicia”
Al respecto, igualmente, Ángel Alirio Morena, el veedor ético del PIN, asegura que el partido no tiene nexos con grupos armados ilegales, que todos sus miembros no son candidatos cuestionados y que sí esto fuera verdad, es al Estado colombiano al que le corresponde verificarlo.
Sin embargo, muchas de las acusaciones de parapolítica que se le han formulado al partido político PIN están sustentadas en el hecho de que Convergencia Ciudadana, el partido que dio origen al PIN, “fue uno de los más afectados con el escándalo de la parapolítica puesto que sus principales miembros fueron detenidos por vínculos con narcotraficantes y paramiliares. [Y] al desaparecer como movimiento varios de sus miembros y familiares conformaron el Partido de Integración Nacional” .
No obstante, al respecto, Edgar Espíndola, afirmó en una entrevista con el Espectador: “No vamos a permitir que en un país democrático se busque acabar con un partido compuesto por empresarios, profesores, sacerdotes, pastores y ciudadanos en general”
Como vemos, al parecer no hay un acuerdo frente a quiénes son los integrantes del partido PIN, por consiguiente, se hace necesario echar un vistazo a las hojas de vida de algunos de ellos y sacar así nuestras propias conclusiones :
Veamos, por ejemplo, quién es el candidato de PIN al Senado, Hernando de La Espriella Burgos. Él es hermano y miembro del grupo político de Miguel de La Espriella Burgos, quien fue condenado a 45 meses de prisión por firmar “el Pacto de Ralito”, la alianza entre paramilitares y políticos en el 2001.
También está la aspirante al Senado, Teresa García Romero, quien es hermana y heredera del fortín político de Álvaro García Romero, “el Gordo”, condenado a 40 años de prisión por los delitos de concierto para delinquir agravado, peculado y ser responsable de la masacre de Macayepo (Bolívar) y del asesinato de Georgina Narváez, maestra de San Onofre.
Encontramos, así mismo, a Doris Clemencia Vega Quiroz, candidata al Senado, esposa del detenido Luis Alberto Gil Castillo, investigado por parapolítica. A quien el senador Juan Manuel Galán, del Partido Liberal, interpuso una denuncia ante la Unidad de Reacción Inmediata para la Transparencia Electoral, Uriel, advirtiendo que la candidata estaba comprando votos a líderes en Santander y Cundinamarca.
De igual manera, al aspirante al Senado, Héctor Julio Alfonso López, quien es el hijo de Enilse López Romero, “La Gata”, la polémica empresaria de chance de Sucre y Bolívar que tiene una medida de aseguramiento por los presuntos delitos de conformación de grupos ilegales y homicidio. Este aspirante fue acusado por el senador Juan Manuel Galán, del Partido Liberal, quien interpuso una denuncia ante la Unidad de Reacción Inmediata de Transparencia Electoral, Uriel, advirtiendo que “La Gata” estaba entregando dinero a líderes de Bolívar para que votaran por Héctor Julio.
Encontramos, de igual manera, al candidato al Senado Nerthink Mauricio Aguilar Hurtado, quien es el hijo del coronel Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, elegido como Gobernador de Santander en el periodo 2004-2007. Hugo Aguilar tiene 10 investigaciones activas por peculado, delitos contra la administración pública, contratos sin cumplimiento de requisitos legales, abuso de función pública, celebración indebida de contratos y falsa denuncia contra persona determinada.
También está el representante a la cámara, Luis Fernando Almario Rojas, quien es investigado por la justicia, por la masacre de siete personas en complicidad con las Farc y quien ante la Fiscalía tiene una investigación abierta por soborno.
Entre unos y otros, veamos por último, a Jorge Enrique Gómez Celis, aspirante a la cámara, formula de la candidata al Senado Doris Vega. Quien es investigado por la Corte por prevaricato, al votar por segundo debate al referendo reeleccionista sin cumplir los requisitos de ley.
Por consiguiente, las denuncias con relación a la cercanía entre los miembros del partido político PIN y representantes corruptos, es real, y por ende, las razones que tienen algunos políticos y críticos políticos para dudar de la procedencia del millón de votos obtenidos por este partido, es totalmente justificada.
Pero, ahora la pregunta que surge es ¿Por qué se les permite a éstas personas hacer política y se les da la opción de tomar decisiones frente al futuro del país? La respuesta es que tales nexos, dentro de las políticas de Colombia, no se consideran ilegales. La Registraduría Nacional, frente al escándalo de parapolítica que ha empezado a rodear al partido político PIN, se pronunció de la siguiente manera: “legalmente una persona sólo queda impedida para postularse en caso de que tenga una sentencia condenatoria, pero que caso contrario el lazo familiar o de amistad no es impedimento para lanzar una candidatura” . Es decir, desde el orden jurídico, la forma de hacer política del partido político PIN no es condenable, pero desde el orden ético y moral, ¿qué se puede decir?
Aristóteles , afirmaba que “la política es ética, ella misma. No es una actividad que teniendo estas o aquellas exigencias practicas deba además ser ética, sino que ella misma es una parte de la ética” (p. 2) y además planteaba que “la política es la forma más alta de la moralidad”. Si esto es así, entonces, ¿cómo explicamos la política que se práctica en Colombia?, pues sí es política, debe ser ética y moral, por ser éstas partes intrínsecas de la actividad; pero si no es ética y moral, dicha actividad no puede llamarse política… Vaya dilema.
Al parecer, nuestros gobernantes, han dejado la historia y la filosofía guardadas en los libros, olvidando sus principios y fundamentos y quitándole a la política su verdadero valor. El valor que le había dado Aristóteles, colocándola por encima de “de la justicia particular, la prudencia y la templanza” y considerándola la virtud superior, sin la cual ninguna otra existiría.
Puesto que al no existir la virtud política no existirá ninguna otra virtud del hombre; Si la moral política se extingue, todas las demás morales se corrompen. Es decir, si en la política, no se actúa moralmente, los ciudadanos tampoco lo harán; si la política no tiene virtud, sus ciudadanos perderán las suyas.
Sin embargo, actualmente, los políticos han puesto a la política y a la moral en extremos contrarios, haciéndolas ver por separado, como contraproducentes, vendiendo así la idea de que en la política no se puede hablar ni actuar ética y moralmente y de paso, justificando sus acciones bajo un modelo intelectual y poco humano.
Tal es el caso del partido político PIN, quien bajo la justificación de que la ley le permite tener en sus listas representantes políticos cuyos nexos familiares y políticos sean cuestionables, realizan política bajo una “ética intelectual” en la que toda jugada es válida mientras sea inteligente, y no bajo una “ética humana”, en la cual todo acto que se realice debe procurar el mayor bien común.
¿Sera, entonces, que la pérdida de moral, tanto en los políticos como en los ciudadanos, es la razón que explica el millón de votos que obtuvo este partido? En cierta medida, sí; pero, además, hay otro aspecto que influye enormemente en la toma de la decisión.
Uno de esos aspectos es lo que se conoce como cultura política, la cual “designa el conjunto de actitudes, normas y creencias, compartida más o menos ampliamente por los miembros de una determinada unidad social y que tienen como objeto fenómenos políticos” . Dicho conjunto de normas, actitudes y creencias no son iguales para todos los miembros de la sociedad, estas pueden agruparse según las coincidencias que existan entre ellas, formando diversas subculturas.
Es así como “la construcción de la cultura política implica un mundo de interacciones entre varios actores: partidos políticos, fuerzas armadas, la iglesia, los medios de comunicación, los centros educativos, la familia, los intelectuales, los gremios, los grupos de presión, etc., y como elemento orientador, las ideologías.” (Guevara, 1999, p. 1)
Para el caso de Colombia, la cultura política se mueve “en un mundo de palabra y formas vacías, lejos del análisis, del debate, de la ética, de la responsabilidad personal y colectiva” en la que los ciudadanos, no tienen una buena formación política en la que no predomine la imagen, el dinero, el individualismo con miras a la consecución de los intereses privados y la información de los medios, la cual, generalmente se encuentra manipulada por manos traficantes y mentirosas.
Estas actitudes y hechos, han ido dando origen a ciertos elementos influyentes en el tipo de cultura política de los colombianos, algunos de estos son: la violencia, el clientelismo, el imaginario colectivo, la izquierda, el individualismo, entre otros.
La violencia, ha hecho presencia en el territorio colombiano sobre todo desde el siglo XX, es un comportamiento que actualmente es común entre niños, niñas, mujeres y hombres y que con el paso del tiempo ha empezado a pasar desapercibida en la sociedad, tomándose como un rasgo característico de los colombianos. La violencia, es hoy, un medio para conseguir lo que se quiere, independientemente del carácter tangible o intangible de lo deseado.
Por su parte, el clientelismo, que hace referencia “a una relación entre dos individuos dotados de recursos muy desiguales, que de manera personal intercambian beneficios siendo al menos uno de ellos, de naturaleza política” se ha convertido en la llave que permite abrir todas las puertas en la política, en especial, las referidas a la obtención de un mayor número de votos, el aseguramiento de un cargo político, de una prebenda material y/o económica, entre otros.
En cuanto al imaginario colectivo, aquel que se ha creado entre las clases sociales, es aquel que ha ido ampliando la brecha entre las clases más favorecidas (de elite) y las menos favorecidas (los pobres), imponiendo en unos y en otros unos idearios acerca de sus roles en la política. De esta manera, la elite se ha ido posesionando de los cargos políticos, inculcando en los pobres una idea de inferioridad y de sumisión ante ellos y sus decisiones.
Y finalmente tenemos, el individualismo, aquel que ha sido promovido por el neoliberalismo y que ha generado en los ciudadanos el egoísmo, la prevalencia de lo privado sobre lo público, el uso de la inteligencia y la audacia a despensas de la integridad y bienestar de los demás.
Todos y cada uno de estos elementos, son parte constituyente de la cultura política que predomina en los colombianos, aquella cultura que los lleva a comprar y vender votos, a realizar actos ilegales en pro de un beneficio propio, a matar y secuestrar sin remordimientos y que les posibilita manipular al pueblo y a la justicia conforme a sus antojos.
En este sentido, podríamos afirmar que el as bajo la manga, que tenía el partido PIN, era una baraja conformada por la falta de ética en la política, la falta de una buena formación política de los ciudadanos y por la cultura política predominante en los mismos. Esta baraja le permitió a este polémico partido, pese a las denuncias públicas sobre sus vinculaciones a sectores de la parapolítica, constituirse en la cuarta fuerza política del país.
En consecuencia, a partir de las consideraciones realizadas anteriormente, podemos apreciar como muchas de las situaciones sociales, económicas y culturales que se viven en el país, son fruto de los malos manejos que se le ha dado a la política, pues su función y razón de ser han sido tergiversadas por los dirigentes, privándola del carácter ético que la debería regir y del valor moral que ella supone.
Así mismo, vemos como esta dualidad que se ha creado entre política y ética, ha traído consigo la pérdida de valores y escrúpulos en los ciudadanos, llevándolos a hacer parte de la violencia, los imaginarios colectivos, los movimientos de izquierda y a promover un alto índice de individualismo en Colombia.
Todo ello materializado en leyes que se apartan de lo ético y lo moral, como en el caso de la inclusión de personas con nexos repudiables en las listas del movimiento PIN y el uso de la personería jurídica de un partido político que se ahogo en las aguas turbias que lo rodeaban. Y materializado, en acciones no condenables desde el punto de vista jurídico pero sí desde el punto de vista ético, -aquel que hoy ha perdido su importancia-, acciones tales como los pronunciamientos públicos realizados por los principales representantes del partido y por el veedor ético del mismo, con relación a la autenticidad e intachable conducta del partido PIN y de sus miembros.
Por otra parte, resulta interesante hacer hincapié en el objetivo que dio origen al movimiento político PIN, aquel en el que su representante afirma que es una opción más para apoyar el uribismo, puesto que dicha afirmación, junto con los cuestionamientos y análisis hechos a los movimientos políticos del PIN, dejan en entredicho la legalidad y transparencia de las acciones políticas del partido de la U.
En consecuencia, vemos entonces, que se hace necesario, por parte de los colombianos, una mayor conciencia en el ejercicio de la política, una conciencia que esté mediada por la responsabilidad que se tiene al otorgar un voto a un representante político, en la que el individualismo deje de influir en las decisiones a tomar y en la que la ética y la moral no sean vistas como un camino adverso a las actividades diarias a realizar.
Por último, teniendo en cuenta que así como “… La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad…” y que de igual manera, cada acción que haga tendrá su repercusión en la misma, dejo a su consideración el siguiente cuestionamiento: ¿Cómo puede usted, desde su diario vivir, contribuir en pro de una mejor política colombiana?
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